sábado, 18 de febrero de 2012

Desde el Centro

Visualizar afuera lo que tenemos dentro no es asunto fácil. Lo más cerca que puedo llegar. Limitado avance para observar nuestro mundo interior.
Para que esta observación sea posible necesitará tener instalado el Google Earth.
Observe los Chakras desde el centro.


Reflexiones crecientes
de Ondas y Puntos

Observando altero la realidad
Si al ser observada una onda se vuelve un punto, quiere decir que al punto lo detiene el público,
Si me detendo a observar algo entonces, en lugar de ver de qué se trata, veré una limitada cristalización… un punto de lo existente, ya que, como toda diva, la integridd fluyente que nos rodea, se convierte en un momento, en un punto sobre el escenario de nuestro limbo, y, como al punto le encanta que lo miren, como a la estrella, la luna, el sol y todo lo existente desde la observación, ya que se sienten puntos no sólo onda intangible que promueve y mueve, la que finalmente es la verdad. Y porqué la verdad, porque la verdad no es un momento o una perspectiva de observación, un punto de vista, sino una dichosa integridad fluyente plena mientra vibra ondulante, que detenida e un un punto, en un momento, es anécdota que detiene el ondular presente para situarlo en un punto, pasado de fantasía o supuestamente futuro, depende el tipo de punto propuesto, si pretérito, imaginario o futuro imaginario .
Vamos al punto decimos, pero hay onda en un punto. Lo que seamos capaces de aprender, que sea de ondas, no de puntos.
Mientras medites, mueve lentamente tu columna, que nada se estanque, que desde la planta de tus pies hasta tu coronilla no exista nada detenido, sino serena, lentamente ondulante, que ese no es un punto.
Pues necesitas mojones, suenan mejor los nodos que los putos. Aunque nadie discrepa del fulgurante punto de una estrella, que palpita, y lo vemos destellando.No se está quieto, que vibra.
En nuestro centro más adentro, punto el cual no podemos ver pues tampoco es tal, sino sólo corriente, flujo ondulatorio que procede de un centro que no es un punto, sino la vastedad que nos rodea. Vieron el toroide en ese flujo de palabras?
Mi existencia está llena de objetivos afuera, pueden ser molicies, como blancos a los que tengo que acertar que flotan en mi limbo mental simulando puntos, pero son realmente como gotas sobre una superficie, y generan ondulaciones, y es en ellas que encuentro su centro, que tampoco es un punto pues ondula, cambia de forma, lo veo de una forma luego de otra, pero no confundo su entidad ondulante con las fotos que logro.
La experiencia hoy se venera. Se captan fotos y videos. Se quiere alcanzar a ver como un más allá atrayente, un punto que no es un punto, pues es algún tipo de satisfacción fluyente que nos mantenga sintiéndonos muy vivientes, muy sensibles y sensitivos, plenos de plenitud. Experiencia inolvidable porque nos puso la piel de gallina o nos conmovió las estructuras – hechas de puntos- y nos cambió el modo de ver las cosas. Que ahora ondulan conmigo y yo con ellas, sin ningún punto, que se mueven, se corren de sitio, pues cuando los miro, dejan de fluir para convertirse en estrellas de mi escenario en el limbo de la imposible detención.
En un contexto – o universo existente- donde lo único constante, persistente y continuo es el cambio, la idea de la detención resulta imposible, inútil. Y allí situamos en ese limbo inconsistente de la cristalización, los puntos fijos, que somos incapaces de retener, ni en lo material ni en la memoria. Queremos recordar pero no dejamos de olvidar. Queremos componer estabilidad perpetua donde sólo hay constante ondular. Y aún mirando un cristal, somos capaces de advertir su progreso. Tal vez, en lugar de perdernos en un universo curvo lleno de canicas que no podemos contener ni sostener, resultaría mas sano, subirse al ondular y aprender a gozarlo.
A la ciencia le encantan los puntos. Está llena de objetivos. Ciencia y Saber son puntos deseables de alcanzar por la gran mayoría, pero se corren. Al igual que la destreza alcanzada corre tras el gol, el acierto, el triunfo, la meta, siempre detrás a fuerza de entrenamiento.
Y pobres quienes son dotados del acierto, que a más acertar, a más aplausos, a más miradas, más cristalizados se vuelven en las mentes de la mayoría, imposibilitándose a si mismos de poder fluir con naturalidad ya fuera de la pose elegida que fuera tomada y admirada por el público.
Decimos, tiene tanto ego que sólo ve su ombligo. Y el convertido punto que se le otorga gran centro y se cree centro, se vuelve centro de muchos, aunque no pueda serlo más que por identificación ajena. Muchos le miran, mas punto se vuelve el punto, hasta que el punto nos canse y venga otro punto que lo reemplace y vuelva a resplandecer. Entretanto, nuestro mundo es un limbo lleno de blancos, asuntos, objetivos, fines, centros hacia los cuales apuntamos, tiramos como de emboquillada actos y gestos que persiguen acertar, centros que tampoco son estáticos, sino dinámicos centros que se desplazan, crecen mientras otros se desvanecen y desaparecen y van progresando conforme a nuestra atención sobre el mar del limbo imaginario concebido de lo suponemos que nos rodea y está bajo nuestro relativo comando.